El siguiente artículo conforma parte de una serie desarrollada por Nikos A. Salingaros, David Brain, Andrés M. Duany, Michael W. Mehaffy y Ernesto Philibert-Petit, que centra su atención en las particularidades de la vivienda social en latinoamérica. En esta ocasión, la propuesta se centra en el rol de la participación en los procesos de diseño y en la construcción de un tejido urbano sano a partir de la experiencia de Christopher Alexander. Revisa las primeras entregas publicadas y el nuevo artículo, a continuación.
- 1) Diseño capaz de establecer 'pertenencia emocional' / 2) Antipatrones de la vivienda social latinoamericana / 3) Geometría de control / 4) Biofilia, conectividad y espiritualidad / 5) Utilizando el trabajo de Christopher Alexander en la Vivienda Social
6) Vivienda Social en Latinoamérica: estrategia de construcción.
Diseño iterativo y forma emergente
Una comunidad nueva no puede simplemente insertarse sobre un terreno vacío (se puede, pero entonces no está adaptada y no forma una comunidad). Prevemos un crecimiento inteligente por etapas en vez de construir todo de una sola vez. El diseño debe poder evolucionar y no puede ser decidido desde el inicio. Un plan maestro – en el sentido de decidir exactamente dónde se localizarán exactamente las futuras construcciones y qué forma exacta tomarán – es muy restrictivo y por lo tanto incompleto. La vivienda social que sigue el paradigma de estar planeada en papel y luego construida de acuerdo al plan fracasa y no se convierte en un ambiente viviente. Siguiendo a Alexander, abogamos por un proceso en el que cada paso subsiguiente esté influenciado por lo que existe en ese momento.
La cuidadosa consideración de las características topográficas, la vegetación existente, los puntos de acceso etc. deben indicar conceptualmente la morfología de todo el asentamiento desde el principio del proceso de planeación. Después de tener una idea general de la localización de los edificios y de la calle de acceso principal, se pueden visualizar los lotes individuales sobre las calles, que no están todavía completamente especificadas. Nada se ha construido aún en este punto y se toman decisiones importantes utilizando estacas de madera y otras marcas en el terreno. Con el fin de garantizar la coherencia morfológica, lo que se construye debe estar influenciado por su entorno. Esta interacción es experimentalmente determinante y no puede trabajarse en papel o por anticipado debido a la complejidad de los mecanismos involucrados. En un desarrollo parcialmente construido, la siguiente casa o tramo de calle debe construirse de manera que su geometría se adapte a lo que fue construido previamente.
Cualquier decisión tomada en el inicio del proyecto debe ser entendida como recomendación y no como una orden estricta (distinto a lo que sucede en un master plan). Mientras el proyecto evoluciona en el tiempo, las decisiones tomadas en un principio para las áreas no construidas serán incorrectas, o irrelevantes, por lo que se necesita la posibilidad de cambiar el diseño continuamente mientras se van construyendo más edificios. Esto es exactamente lo que ocurría en las comunidades históricas construidas a lo largo de los siglos. Este proceso de adaptación (a las sensibilidades humanas sobre formas y espacios emergentes) generó geometrías extremadamente coherentes y complejas en las ciudades y pueblos tradicionales, y esa coherencia no puede, matemáticamente, lograrse toda de una sola vez.
Un proceso iterativo va y viene entre cada etapa, mejorando cada una a su tiempo. A esto nos referimos en cuanto a planeación y diseño adaptables: primero se forja la idea conceptual sobre el terreno, luego se añaden la posición y tamaño de los futuros elementos construidos sin construirlos todavía, luego se vuelve y se refinan los espacios urbanos, etc. Es sólo de esta forma que se puede lograr efectivamente la interacción de todos los componentes, entre ellos y con sus alrededores. Una vez que comienzan a construirse los componentes, se vuelven parte del contexto y pueden influir en los elementos construidos que se edifiquen después.
Un tejido urbano sano es un sistema extremadamente complejo y no puede ser construido y diseñado estrictamente “de arriba hacia abajo”. Algunos componentes pueden lograrse con este tipo de diseño, por quienes comprenden la complejidad requerida. El ordenamiento debe ser emergente desde el proceso y no simplemente el resultado imaginado e impuesto por un ordenamiento regulatorio. Debe existir capacidad de adaptación distribuida y persuasiva en un proceso inclusivo. Las ciudades y los vecindarios son “cosas que la gente hace en conjunto”, donde una comunidad ejerce su territorialidad de forma positiva. Cualquier intervención de arriba hacia abajo debe orientarse para facilitar esta colaboración, y no debe dictar sus términos o forzarlos en un contenedor excesivamente racional.
Construir un conjunto urbano para una sociedad compleja
El lenguaje de patrones y los procesos generadores son ambos códigos (explícitos o implícitos) que han existido por milenios. Los lenguajes de patrones fueron codificados de forma práctica hace treinta años. Los códigos se han utilizado en arquitectura tradicional y hay códigos (no generativos) que han sido ampliamente utilizados por uno de los autores (Duany & Plater-Zyberk, 2005). Los códigos fijos están basados en la forma e indican exactamente cómo estructurar la geometría de un ambiente urbano. Los códigos generadores son más recientes, y tienen la capacidad de evolucionar su forma con el proyecto. Indican la secuencia pero no especifican la forma del producto final. También hacen distinción entre los códigos adaptables y los no adaptables (como aquellos que generan o que impiden la generación de tejido urbano viviente).
Aunque un proyecto particular requiere cuidadosos ajustes a las condiciones locales, estos dos métodos actuando juntos pueden servir en la mayoría de los casos. Podemos comenzar inmediatamente su aplicación utilizando material ya publicado, con experiencia en sitio seguida de futuros refinamientos durante el proceso. A grandes rasgos, nuestras sugerencias son las siguientes:
1. Utilizar lenguajes de patrones para planear la red de transporte mucho antes de que exista cualquier edificio.
Esto es esencial para la generación de los centros, tanto de la zona como de los vecindarios. Las retículas rígidas favorecidas por el gobierno central no necesariamente crean conectividad nodal en el conjunto urbano.
2. Utilizar lenguajes de patrones (y desarrolla nuevos patrones apropiados para la localidad).
Para construir un conjunto urbano para una sociedad compleja compuesta de niños, adultos, ancianos; y que incluya casas, tiendas, locales en renta, escuelas, espacios informales, paradas de transporte público, etc.
3. El gobierno central debe prescindir de la zonificación monofuncional (y consecuentemente antihumana) existente.
Sin esta etapa, todos los esquemas de planeación impiden la vida urbana desde el principio, a pesar de lo que puedan parecer.
4. Impulsar sistemas de construcción (controlados de arriba hacia abajo) para trabajar con los futuros residentes locales (trabajando de abajo hacia arriba).
Para generar vivienda de bajo costo y alta calidad.
5. Utilizar lenguajes de patrones para rehabilitar viviendas auto construidas de familias de bajos recursos y convertir las que actualmente están en renta en viviendas ocupadas por los dueños
Esto requiere de inversión, pero también genera trabajos de construcción.
6. Utilizar lenguajes de patrones y la noción de la ciudad como una red para orientar globalmente las intervenciones.
Los procesos de mayor escala y mayor lapso de tiempo asegurarán que, además de la construcción de viviendas, los proyectos se conciban e implementen para complementar un vecindario sustentable, bien conectado con el gran entorno urbano.
El proceso comienza al identificar el terreno apropiado. Un gran problema es que la mayoría de la vivienda social ha sido expulsada hacia terrenos marginales y problemáticos, en los que puede ser imposible el mejoramiento. Es necesario que el arquitecto / planeador a cargo del proyecto sea experto en lenguaje de patrones y su aplicación. Como hoy no hay arquitectos / planeadores especialistas, recomendamos que, al menos por los próximos años, los gobiernos confíen en alguien familiarizado con este tema para supervisar la construcción de los proyectos. Existe un buen número de profesionales disponibles que cuentan con este conocimiento, aunque no son suficientes para satisfacer la demanda. Esperamos que en las próximas décadas se entrenen suficientes arquitectos jóvenes para dirigir nuevos proyectos.
Los permisos de construcción son un aspecto importante. Gracias a la variabilidad orgánica de los distintos componentes del proyecto, es imposible en cuanto a recursos y tiempo, preparar dibujos finales para conseguir aprobación de cada uno de ellos. Hoy en día, los permisos para planes urbanos se otorgan sólo para un plan explícito y documentado que especifique cada detalle del diseño, en vez de un proceso general que pueda producir diseños similares pero individuales. Alexander resolvió el problema consiguiendo permisos del gobierno para procesos de construcción específicos que generan resultados similares pero distintos. Todos los productos de ese proceso se aprobaban automáticamente sin necesidad de permisos individuales posteriores (Alexander et al., 1985). Es importante lograr la aprobación de las autoridades para el PROCESO y no para un conjunto de dibujos finales. Si esto no es posible, entonces es mejor conseguir la aprobación para la estructura general deseable que luego puede ser modificada durante el proceso.
Presentado por N.A.S. como discurso de apertura en el Congreso Ibero-Americano de Vivienda Social en Brasil, Florianópolis, 2006.
* Traducción al Español de Nuria Hernández Amador, revisada por Ernesto Philibert Petit.
Bibliografía
- Christopher Alexander, Howard Davis, Julio Martinez & Donald Corner (1985) The Production of Houses (Oxford University Press, New York).
- Andrés Duany, Sandy Sorlien & William Wright (2010) Smart Code, Version 9.2. https://www.dpz.com/Initiatives/SmartCode